Breve historia (y potencial destrucción) de un Sitio con Arte Rupestre (SAR) en Colombia

Por Diego Martínez Celis

Alrededor de cada  Sitio con Arte Rupestre (SAR) es posible reconocer múltiples huellas que han dejado los procesos naturales y sociales de diversos grupos humanos en el territorio –desde hace más de 12.000 años–, que hoy se encuentran en gran riesgo de alteración o destrucción. Cada SAR es en sí mismo un lugar de la memoria, un patrimonio cultural y natural que merece protegerse, conservarse y legarse, de manera integral con su entorno, a las futuras generaciones. 

Para ilustrar de manera didáctica lo anterior, se muestra a continuación una recreación gráfica de la evolución del paisaje de Sutatausa (Cundinamarca), donde sus imponentes farallones y la llamada “piedra del cementerio” se presentan como protagonistas y testigos casi inmutables, en torno a los cuales es posible interpretar ciertos hitos de su devenir histórico, constituyendo este conjunto y su entorno (el sitio y el paisaje) en potencial lugar de la memoria y por lo tanto del patrimonio cultural.



Periodo precerámico
12.000 a.P. -2.000 a.C.
Restos de  herramientas líticas y huesos de especies animales hoy extintas dan cuenta de la presencia de los primeros pobladores, cazadores -recolectores que aprovecharon las piedras y abrigos rocosos como refugios.

Periodo prehispánico 
2.000 a.C.- siglo XVI
(Herrera - Muisca)
El desarrollo de la agricultura propició el establecimiento sedentario en poblados y el desarrollo de nuevas tecnologías como la cerámica. Probablemente en este periodo se inició o se dio el auge de plasmar sobre las piedras un lenguaje con propósitos que aún desconocemos.

Invasión europea
Siglo XVI
La abrupta irrupción de invasores europeos trastornó drásticamente todos lo ámbitos de la cultura indígena. Particularmente en Sutatausa quedó el registro del genocidio del farallón en que se dio muerte a miles de indígenas a manos de españoles.


Periodo colonial
Siglos XVII al XIX
Se introduce la religión católica y nuevas formas de producción agrícola (monocultivos);  que se funden con la tradición indígena, generando formas de hibridación cultural patentes en nuevos modo de poblar, la erección del pueblo de indios, su capilla doctrinera (y sus pinturas murales) y manifestaciones de la vida rural que permanecerían hasta ya entrado el siglo XX.


Periodo republicano
Siglos XIX y XX
El agotamiento del suelo, quizás debido al excesivo monocultivo del trigo y la cebada, provocó el casi completo despoblamiento de la región, la cual fue conocida como “sutapelao”. En torno a esta piedra se estableció el cementerio municipal.  


El presente
Siglo XXI
Hoy día la piedra y los farallones se insertan en un paisaje reforestado, con nuevas dinámicas de uso del suelo, urbanización creciente, turismo y otras manifestaciones del llamado “desarrollo”.


¿El futuro?

Aquí una imagen no deseada pero posible, incluso ya cotidiana en muchos lugares. De continuar en la tendencia de obviar el pasado y depredar indiscriminadamente nuestro medio ambiente, esta piedra de Sutatausa se tornará en material para la construcción o su entorno natural dará paso a la ampliación de frentes urbanos. Un paisaje que en lo esencial permaneció poco transformado durante milenios, que acogió diversos grupos humanos y que fue significado a través de las inscripciones rupestres, podrá, en un instante (desde una escala macro temporal), ser alterado hasta el punto de perder su condición de hito geográfico y referente histórico de la trayectoria humana.





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