Facatativá: la falsa promesa de un parque “arqueológico”

Por Diego Martínez Celis

Entrada al Parque Arqueológico de Facatativá, donde la información más visible es la de las tarifas de ingreso.
$10.000 para nacionales y $50.000 para extranjeros.


En la oferta cultural y turística de sitios arqueológicos cerca de Bogotá resalta el Parque de Facatativá. Un espacio que contiene más de 60 murales con pinturas rupestres del periodo prehispánico plasmadas sobre grandes rocas que también son evidencia de una milenaria historia geológica que da cuenta de la conformación del paisaje de la sabana de Bogotá.


Sin embargo, el visitante que hoy pretenda acudir al lugar con la intención de ampliar su conocimiento del pasado de la región, no podrá mas que llevarse una gran decepción, al advertir que la información que se brinda sobre su significado es prácticamente nula.


Estructura ruinosa que portaba una serie de 14 paneles interpretativos que fueron donados al parque por el autor de esta nota,
y que por 13 años se constituyeron en el único dispositivo que brindaba algún tipo de información textual y gráfica a los visitantes.
Estos fueron desmontados durante 2022 y no han sido reemplazados por nuevos; solo se conservan las estructuras.

A pesar de ser uno de los más antiguos parques arqueológicos constituidos en el país (década de 1950), de promocionarse como un “museo al aire libre”; de haber sido objeto de múltiples investigaciones y de varias intervenciones en restauración; de contar con un Plan de Manejo Arqueológico (PMA, 2005), un Plan Especial de Manejo y Protección PEMP (2017) y de haber sido declarado Bien de interés Cultural del ámbito Nacional (2020); y en últimas, de haberse invertido en años recientes más de 2 mil millones de pesos por concepto de consultorías técnicas (en arqueología, documentación de arte rupestre, restauración o gestión de patrimonio cultural), aún sigue sin cumplir la promesa de constituirse en un espacio para la protección e interpretación del patrimonio cultural que resguarda.


A pesar de la vigilancia y de millonarias inversiones en trabajos de restauración, las piedras del parque siguen siendo un lienzo ideal para la práctica del grafiti urbano;“tradición”que, como las pinturas prehispánicas, parece resistirse a desaparecer.

Al visitar el parque, en especial los fines de semana, se puede advertir una significativa afluencia de público, pero la gran mayoría solo acude en búsqueda de esparcimiento en un espacio abierto (“paseos de olla”, celebraciones y juegos familiares, camping, ejercicio y actividades con mascotas, navegación en lancha, etc.), pero muy pocas personas se detienen a apreciar los murales con pinturas rupestres; y la razón, en gran parte, se debe a que este parque carece de un guión curatorial, servicio de guianza o de dispositivos de interpretación (señalización, paneles, etc.) por medio de los cuales se den a conocer los contenidos del producto de más de 70 años de investigaciones que han arrojado luz sobre la significación de este lugar en diversos ámbitos (geología, arqueología, arte rupestre, antropología, etnohistoria, historia ambiental, etc.).


Múltiples actividades de recreación realizan los visitantes en el parque, pero la que menos es la contemplación del arte rupestre, debido en gran parte a que no existen servicios ni dispositivos de interpretación que brinden información básica sobre su significación cultural.

¿Qué sentido tiene denominar  “arqueológico” a un parque que, aunque contiene importantes evidencias materiales del pasado, sus administradores no se esmeran en brindar información al visitante sobre su significado? Si, tal y como dicta la sentencia “lo que no se conoce, no se valora, lo que no se valora, no se protege, y lo que no se protege puede desaparecer”, se puede advertir que la base de toda gestión del patrimonio cultural debería ser su conocimiento, pero no solo el que se construye desde la academia o circula en ámbitos especializados, sino en especial el que se debe transmitir al público en general para cumplir con la verdadera y última misión de un parque arqueológico o un museo, tal como se puede extrapolar a partir de la mas reciente definición de museo emitida por el ICOM (2022):


“Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos.”


Fotografía resaltada en falso color mediante D-stretch, de un sector con pinturas rupestres prehispánicas
del parque de Facatativá 
que hoy día resulta difícil de observar a simple vista.


A pesar de sus más de 70 años de funcionamiento, y de su historial de múltiples y muchas veces fallidas administraciones (ICANH, Ministerio de Cultura, CAR, Alcaldía Municipal, etc.), la promesa de constituir el parque arqueológico de Facatativá como un “museo al aire libre”, aún sigue sin cumplirse. Este continúa siendo eminentemente un espacio de recreación pero poco o nada se ha respetado la intención de sus creadores de erigirlo como un espacio de interpretación del pasado de la región. 


Los pocos visitantes que se acercan a contemplar sus murales suelen hacerse entre ellos preguntas como: ¿quién, cuando o cómo se realizaron?, ¿qué pueden significar estos trazos?, ¿qué importancia tenía este lugar?, y muchas más, pero sus respuestas se suelen quedar en meras especulaciones. Aunque son aún muchos los cuestionamientos sobre estas expresiones del pasado que la ciencia no ha podido resolver, no tiene presentación que en un parque que se denomina “arqueológico”, y que por tal razón ha sido declarado Patrimonio de la Nación, sus administradores dediquen tan pocos esfuerzos en brindar información de calidad para hacer sentir al visitante que sale del parque con más respuestas que interrogantes. 



Octubre de 2022


Para saber mas del Parque Arqueológico de Facatativá, su significación y parte de su historia Compendio documental del Parque Arqueológico de Facatativá. Insumo para su interpretación integral: https://openarchive.icomos.org/id/eprint/1343/



Comentarios

  1. Saludos Diego. Realmente lamentable que estas actuaciones sean recurrentes en nuestras realidades latinoamericanas. Aquí en Venezuela tenemos el caso del Museo Parque Arqueológico Piedra Pintada, un caso fallido de patrimonialización de SAR. Se sigue así dando prioridad a otros referentes culturales mientras que los de origen amerindios se encuentran en la ignominia. Lamentable realmente.

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    1. Gracias Leo, así es, estos caminos de la patrimonialización son imbricados y no siempre se dirigen a donde deberían. Saludos.

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